Por qué el cielo es azul y el sol amarillo

El por qué el cielo es azul y el sol amarillo son cuestiones que muchos nos hacemos en algún momento de nuestra vida. La realidad es que ni el cielo es azul ni el sol es amarillo. En este artículo vamos a explicarlo de forma sencilla y os vamos a dejar con un par de fotos espectaculares.

En el artículo por qué hay ojos azules ya explicamos que en realidad el estroma de estas personas es transparente, no tiene color alguno, sin embargo los vemos azules porque cuando la luz los atraviesa las ondas de luz azules son las que más se dispersan y crean el tono azul.

Con el cielo pasa algo parecido y no es ninguna novedad, de hecho la poesía del Siglo de Oro ya lo dejó claro, al final del soneto de uno de los Argensola ya decía que aunque las apariencias engañan el resultado es precioso:

Porque ese cielo azul que todos vemos, ni es cielo ni es azul. ¡Lástima grande que no sea verdad tanta belleza!.

La realidad es que nuestra atmósfera es transparente, por eso la mayor parte de luz que llega a la tierra durante el día nos ilumina y en cambio por la noche podemos ver la luna y las estrellas. Sólo una parte de la luz del sol que atraviesa la atmósfera se dispersa haciéndonos ver el cielo azul y el sol amarillo o anaranjado según el momento del día.

Por qué el cielo es azul

El sol emite una amplia gama de frecuencias de luz (rojos, amarillos, verdes, azules, etc.) y nuestros ojos perciben esta combinación como blanco. Sin embargo, el cielo es azul o más bien vemos el cielo azul porque los rayos de longitud de onda corta (violeta y azul) son los que más se desvían por la atmósfera hasta llegar a nosotros, este fenómeno se conoce científicamente como dispersión de Rayleigh.

De hecho deberíamos ver el cielo violeta porque es la longitud de onda más corta. Lo que ocurre es que la luz solar tiene más azul que violeta y además nuestros ojos son más sensibles al azul.

Por tanto, por un lado tenemos los rayos de longitud de onda larga (amarillos y rojos) que apenas se desvían, nos llegan directamente desde el sol, mientras que los rayos de longitud de onda corta (violetas y azules) van chocando con las partículas del aire y descienden en zigzag de manera que esa luz parece que no proviene del sol y tiñe la atmósfera de ese color tan bonito.

Ya que estamos, es interesante saber que al atardecer el cielo se vuelve rojizo debido a que el aire y las partículas más cercanas a la superficie terrestre son más densas. Esto incrementa el esparcimiento de la luz azul, haciendo que prácticamente no la percibamos desde nuestra posición. Lo que nos llegan son rayos de luz de longitud de onda largas dando lugar a tonos amarillos, anaranjados y rojizos.

Por qué el sol es amarillo

Si ya entiendes por qué vemos el cielo azul, te será más sencillo entender por qué vemos el sol amarillo. Como recomendamos al mirar un eclipse, no debemos mirar directamente al sol, pero si lo hacemos fugazmente veremos que su luz tampoco es blanca, sino amarillenta o rojiza, porque como hemos comentado son los rayos de luz que llegan directos, mientras que los rayos azules que provienen de esa dirección se desvían, es decir, ese foco de luz tiene mucho menos azul y más rojo.

Si quieres profundizar más sobre este fenómeno, puede visitar los enlaces que te proponemos a lo largo del artículo o ver el siguiente vídeo, aunque está en inglés puedes activar los subtítulos en castellano. Se trata de un episodio de MinutePhysics que explica cómo acabamos visualizando un perfecto cielo azul cuando está despejado, un sol amarillo y una puesta de sol naranja tropical.

Si piensas que todo esto es asombroso, es poco comparado con otros fenómenos atmosféricos como los halos que vemos en la siguiente imagen. No es ningún montaje, es un amanecer totalmente real tomado en Red River, Nuevo México, a principios de este año.

A continuación os dejamos la explicación dada por el servicio nacional de meteorología de La Crosse Wisconsin a estos fenómenos ópticos.